jueves, 25 de noviembre de 2010

Cuarto día después de mi derrota.

Hoy no te he visto en la hora del desayuno. Sabes que te he echado de menos, mucho. A pesar de todo necesito verte, aunque sea a lo lejos, para saber que existes, que no te soñé, que eras real como mi dolor. Tal vez sea esta la única manera de ser consciente de mi amor por ti, el dolor que me provoca tu ausencia.
El resto del día no ha merecido la pena, tu en mi cabeza y yo sólo, andando por la calles, esperando verte en cualquier esquina, reandando lo caminado con mi torpe esperanza de encontrarte. Ni siquiera sabría como saludarte, ni como mirarte, sólo se que lo necesitaba esta tarde.
Te echo de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario